Más de 12.3 millones de mujeres en México enfrentaron al menos un delito, según los datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE).
Esto confirma que la violencia dirigida hacia las mujeres mantiene niveles alarmantes y estructurales.
Los crímenes más frecuentes reportados por las encuestadas incluyen amenazas, robo, violencia familiar y agresiones sexuales.
Estas agresiones afectan no solo la integridad física, sino también la salud mental, la autoestima y la libertad de las víctimas.
Aunque algunas entidades empezaron a fortalecer políticas de atención, la cifra nacional evidencia que más del 35 % de las mujeres afectadas nunca denuncian, ya sea por desconfianza en las autoridades, miedo a represalias o falta de acompañamiento adecuado.
Esta realidad obliga a insistir: no basta con leyes en papel si no se aseguran mecanismos efectivos que protejan y empoderen a las mujeres frente al castigo, el silencio y la impunidad.