Cada 5 de septiembre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Indígenas, una fecha que nos invita a reconocer la fuerza de más de 20 millones de mexicanas que se identifican con un pueblo originario, sus costumbres y tradiciones.
Estas mujeres son el corazón de comunidades que resguardan conocimientos ancestrales, lenguas y prácticas culturales que enriquecen la identidad nacional. Sin embargo, también enfrentan desafíos profundos para ejercer sus derechos en condiciones de igualdad.
La mayoría de las mujeres indígenas se encuentran en edades productivas: 4 de cada 10 tienen entre 30 y 59 años, mientras que el 22% son niñas y adolescentes, y el 16% adultas mayores.
El sur y sureste del país concentran la mayor población indígena femenina: Oaxaca, Yucatán, Chiapas, Quintana Roo y Guerrero son los estados con más presencia.
Uno de los retos más urgentes es la preservación lingüística. Aunque México es el segundo país de América Latina con mayor diversidad de lenguas y cuenta con 68 idiomas y más de 300 variantes, sólo 19% de las mujeres indígenas habla su lengua materna.
Las más comunes son el náhuatl, maya, tzeltal y zapoteco, pero la falta de herramientas educativas y laborales adaptadas ha empujado al abandono de muchas otras, lo que amenaza la riqueza cultural del país.
La UNESCO advierte que la pérdida de lenguas no solo es un tema cultural, sino también de derechos. En muchos casos, las mujeres indígenas son quienes más sufren esta vulnerabilidad por las desigualdades de género.
Aun así, son ellas quienes han levantado la voz para que las políticas públicas reconozcan sus necesidades y garanticen acceso a educación, salud y empleo, sin dejar de lado la preservación de su lengua y cultura.
En el marco de este día, reconocer a las mujeres indígenas es reconocer a las guardianas de la memoria colectiva, la tierra y la diversidad cultural de México. Su lucha por la igualdad y por la preservación de sus raíces es también una lucha por el futuro del país.