Puebla enfrenta uno de los retos sociales más importantes de las próximas décadas: el envejecimiento acelerado de su población, sin que existan suficientes servicios, infraestructura y políticas públicas para atender a este sector.
Actualmente, más de 745 mil poblanas y poblanos tienen 60 años o más, lo que representa más del 11 % de la población estatal, una cifra que continúa en aumento.
El problema no es solo el crecimiento de este grupo etario, sino que una gran parte de las personas adultas mayores carece de pensión, seguridad social o atención médica especializada, lo que incrementa su vulnerabilidad.
En Puebla, miles de personas mayores dependen económicamente de familiares o continúan trabajando en la informalidad para poder subsistir.
De acuerdo con proyecciones demográficas estatales, para el año 2050 la población adulta mayor en Puebla podría superar los 1.7 millones de personas, lo que significará más del doble de la cifra actual.
Este escenario implicará una presión sin precedentes sobre el sistema de salud, particularmente en la atención de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, padecimientos cardiovasculares y problemas de movilidad.
La situación se agrava en zonas rurales y municipios con altos niveles de marginación, donde el acceso a clínicas, medicamentos y servicios geriátricos es limitado.
Además, muchos hogares donde viven personas mayores presentan carencias en servicios básicos, lo que impacta directamente en su calidad de vida.
Especialistas advierten que la falta de una estrategia integral de atención a la vejez podría traducirse en mayor pobreza, dependencia familiar y saturación de los servicios públicos.
El envejecimiento poblacional no solo afecta a quienes hoy son adultos mayores, sino también a las generaciones jóvenes que deberán asumir mayores responsabilidades de cuidado sin los apoyos necesarios.
Aunque el fenómeno es nacional, en Puebla el desafío es urgente.
La entidad requiere políticas públicas enfocadas en prevención, atención médica especializada, apoyos económicos y redes de cuidado, que garanticen una vejez digna y segura para una población que seguirá creciendo en los próximos años.